La política de inmigración de la Unión Europea, relativa al control y la gestión de los flujos migratorios, puede abordarse desde múltiples perspectivas. De ellas tres me parecen especialmente interesantes. En primer lugar la dimensión económica, que se asienta sobre la reducción del inmigrante a la figura de trabajador, atendiendo a las condiciones y protección del mercado comunitario de empleo. En segundo lugar, la orientación defensiva que pone en evidencia la exigencia de blindar las fronteras ante la interpretación de la inmigración desde una visión de seguridad y orden público. Por último, el enfoque social, que incide en la pretendida homogeneidad europea que se toma como referencia en la articulación de esta política y en la necesidad de integración de los inmigrantes. Estas tres claves nos aportan aspectos esenciales para comprender, analizar y cuestionar la compleja realidad de las migraciones hacia Europa y el tratamiento político-jurídico de las mismas.

Fuente:
Revista Arbor

Año:
2005

Autora:
Ángeles Solanes Corella. Grupo de Estudios sobre Ciudadanía, Inmigración y Minorías. Universidad de Valencia.

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