A pesar de los avances registrados tanto en la política exterior como en la definición progresiva de una política de defensa propia, a principios del siglo veintiuno es común la percepción de que el peso de la Unión Europea en el ámbito diplomático no se corresponde con su capacidad económica, su cualificación técnica, sus recursos humanos, su potencial demográfico y su decidido compromiso con los menos favorecidos al ser primer contribuyente a la cooperación para el desarrollo mundial.
Fuente:
FAES
Autores:
Ricardo M. Martín de la Guardia y Guillermo A. Pérez Sánchez. Departamento de Historia Contemporánea, Instituto de Estudios Europeos. Universidad de Valladolid